El diputado Covarrubias sorprendió, ahora sí, por su sinceridad, que bien podría considerarse más bien como un descarado cinismo, luego de que en redes sociales afirmara que la fiscalización que se realiza a los entes públicos, es una auténtica jalada, la dictaminación y aprobación de las cuentas públicas por parte de los legisladores, un teatro, y la revisión de la aplicación correcta de los recursos, un asunto netamente político.
Lo dicho por el diputado, que dejará de serlo en tres semanas, y que representa al Partido del Trabajo, es lo que año con año hemos documentado y criticado algunos periodistas, pero que de igual forma, en cada legislatura, han desestimado la opinión y las evidencias presentadas de la gran simulación e impunidad.
Pero que un asambleísta en funciones, quien ha detentado la curul durante seis años, cuya madre asumirá la diputación local por la vía plurinominal a finales de mes, y cuyo hermano, Arturo, presidente saliente de Texoloc, y cuya cuenta pública correspondiente al año 2023, esté plagada de observaciones, constituye un descaro de quien ahora se quiere ostentar como voz crítica de lo que consintió con su silencio y votaciones.
No es la primera incongruencia entre lo dicho y hecho por Covarrubias, su trastorno histriónico lo llevó incluso a colocar un árbol de navidad en una alcantarilla dañada, en lugar de destinar ese recurso para arreglarla, o cuando saltó a la fama por orinarse en un taxi en Los Cabos ostentándose como alcalde de Texoloc.
También, en su primera legislatura impulsó y aplaudió la creación de los “fondos moches”, de los que se sirvió sin reparo el municipio de Texoloc, donde su madre era alcaldesa; pero una legislatura después, siendo ya reelecto, se sumó a la mayoría cuatroteísta a la que pertenece el PT, al condenar y aniquilar dicho fondo, con tal de quedar bien con su nueva facción política.
Lo dicho por Covarrubias simplemente nos deja en claro que tanto peca el que mata a la vaca, como el que le agarra la pata.
HABLANDO DE…
En poco más de tres semanas deberán resolverse en definitiva los medios de impugnación de la elección federal, así como las controversias promovidas a los resolutivos del Tribunal Electoral de Tlaxcala, el distrito 15 local, por ejemplo; la reasignación de diputaciones plurinominales aún no están firmes, como tampoco algunas determinaciones como la anulación de las elecciones de Huamantla, Xiloxtla y San Lucas Tecopilco.
De lo que concluya la Sala Regional del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, y en su caso la Sala Superior, veremos de qué están hechos los magistrados locales, sobre quienes pesan diversos señalamientos, desde “vendidos” y serviles a los intereses de Morena, hasta la de honestos y capaces en sus resoluciones.
Lo que sí, por cierto, algunos actores políticos nos han dicho que el presidente del TET no cuida la boca, a más de uno les ha dicho sin reparo que es soldado morenista y que se debe solo a una, versión que cobra sentido cuando, servil, inventa reconocimientos por “trayectoria periodística” a una funcionaria estatal que jamás ha sido periodista.
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