Su primera fiesta del año llegó, es por su tercer aniversario de la llegada a la gubernatura, en diciembre será la del tercer informe. Nada nuevo, Cuéllar y su equipo de comunicación organizó un carrusel de entrevistas en medios nacionales y locales, no pierda el tiempo si las quiere ver, leer o escuchar, en esas solamente verá loas y relatos que tratan de ser conmovedores en busca de rescatar del sótano de la popularidad a la mandataria.
A tres años, la autonombrada “gobernadora de la salud” (porque no crea que la federación o alguna organización reconocida a nivel internacional de médicos le dio el título) se extravió, bueno, nunca tuvo un rumbo claro, en el 2024 le inventaron el cuento de su preocupación por la salud, contradictoriamente, es en esta anualidad donde entregó a la federación el sistema estatal que ahora forma el IMSS-Bienestar, su gobierno solo opera unas cuantas clínicas de especialidades.
¿Entonces por qué gobernadora de la salud?, les digo, no hay congruencia entre la propaganda, el discurso y los hechos. En tres años, por cierto, de forma reiterada están las quejas del desabasto, inundaciones de hospitales con aguas negras, falta de personal y equipo, y el único hospital que ha inaugurado, el Anselmo Cervantes, se lo dejó construido Marco Mena y se presupuestó desde el gobierno de Peña Nieto.
Ahora, como cuando buscaba ser gobernadora, regresó a sus orígenes de lucrar políticamente con las personas con discapacidad, su propaganda, sin pudor, ni moral, exhibe a esta población recibiendo apoyos, como protagonistas del reality show de la hija de la mandataria, y como escenografía en sus eventos, en realidad, basta salir a la calle de cualquier municipio, empezando por la capital, para comprobar que su gobierno nunca se ha ocupado en mejorar la movilidad y accesibilidad de este sector, en el Palacio de Cuéllar, no hay manera de que suba por sí sola al segundo piso una persona en silla de ruedas.
En inseguridad, por cierto, y ante el fiasco de su gobierno en salud, a lo mejor ahora la llaman la “gobernadora de la seguridad”, para apuntalar su discurso perverso de un estado en el paraíso. Es la entidad supuestamente más segura, con las carreteras más inseguras del país, el destino nos alcanzó y ya no es raro ver cotidianamente personas ejecutadas, decapitadas, descuartizadas, quemadas, digan lo que digan, eso no se veía antes.
Pero ahí no acaba el tema, la “nueva” fiscal fue exhibida en el medio cuatroteísta, La Jornada, en una nota firmada por la periodista allegada a López Obrador, Sanjuana Martínez, del presunto mal actuar de Ernestina cuando fue juez al condenar a un joven por secuestro y que, según su familia y defensa, fue torturado para confesar el delito. La funcionaria consentida por Cuéllar, está en la mira del nuevo gobierno federal empecinado en hacer una limpia a todo el sistema judicial.
El campo está olvidado de las políticas gubernamentales, prefirió Cuéllar engordar a más no poder el aparato burocrático inventando nuevas dependencias, fragmentado otras más, como la extinta Secoduvi, con el fin de pagar compromisos de campaña, ordenó la reforma constitucional para imponer a su ahijado, una persona no originaria ni radicada en Tlaxcala como secretario de Gobierno, y creó la Secretaría del Bienestar para poner a otra de sus hijas, una ya estaba en el DIF.
Todo lo anterior no será tema en ninguna de las entrevistas “a modo”, por el contrario, veremos en los guiones que la prioridad son las cirugías estéticas del gobierno que incluye poner su emblema hasta en el suelo por donde pasan los autos, es decir, el “culto a la personalidad”, ese debería ser el nuevo Triste Lema.
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