¿Para eso querían llegar al poder?, me dijo un querido amigo indignado por la convocatoria lanzada por el ayuntamiento de Calpulalpan que encabeza el morenista José Manuel Jiménez del Razo para crear el “himno a la basura”.
No, no es broma, es en serio, en aquel municipio del poniente del estado se les ocurrió que la población componga una canción para que los camiones recolectores salgan a su ruta, dicen que eso hará “un cambio”, porque en “cada rincón” se escuchará.
El ocurrente concurso tendrá un premio de 2 mil pesos y hasta habrá un jurado “especialista en música, medio ambiente y miembros del ayuntamiento”, todos, claro está, serán sorpresa para que no intenten sobornarlos, suponemos.
Calpulalpan se adolece por la delincuencia, huachicoleo, robo a transporte de carga, obras ocurrentes, corrupción, en fin, y hasta por el desaire del ejecutivo estatal que no acudió a la sesión solemne del Congreso, cuando fue declarado el municipio como capital de Tlaxcala por un día, y que la población mereció solamente la presencia de un representante de medio pelo que pensó que era un certamen de oratoria, en lugar de expresar palabras de compromiso de atención a los añejos problemas que padecen.
Si lo anterior no era ya bastante grosería, el alcalde ahora quiere un himno a la basura para ponerle a las chatarras que circulan y ofrecen un deficiente servicio, quizá piensa que cantando se les olvidará.
PRIVILEGIADA
Con la novedad que la hija de la diputada Madaí Pérez recibirá el premio estatal del deporte, quizá para el gobierno de la Triste Historia, y para la propia atleta no tenga nada de malo, porque al final el talento no está en tela de duda, sino el hecho de que hay más jóvenes o personas de edad avanzada que también merecen el galardón, pero es evidente que, al no tener parentesco o cercanía con el poder, al no ser privilegiados, quedaron fuera.
Se trata de un asunto de ética, de equidad y honradez, mire, la hoy legisladora local fue titular del Instituto del Deporte del Estado antes de su llega al Congreso, mientras varios atletas se quejaban por la falta de apoyos, otros fueron privilegiados, quizá por tener a padres funcionarios o con recursos económicos, por lo que el esfuerzo tuvo que ser doble o triple para los del pueblo.
Uno de esos casos, por ejemplo, José Pablo Aquiahuatl Palacios, quien, ante la falta de apoyo del IDET, consiguió respaldó de la iniciativa privada y del gobierno de Puebla para acudir a una competencia de fisiculturismo en Miami y obtuvo el primer lugar en el prestigiado Grand Prix de Florida, Estados Unidos. ¿Por qué no fue considerado al premio, pero sí la hija de la diputada?
A otros deportistas, Madaí funcionaria les negó ayuda bajo el pretexto que sólo se apoya para Juegos Centroamericanos, Panamericanos, Olímpicos, o clasificatorios, pero no privados o abiertos.
Y cómo no cuestionar el premio a la hija, sino mereció el galardón el entrenador de box Abel Vargas, oriundo de Zacatelco, y de cuyo nombre se valió la Triste Historia para tratar de colgarse de la medalla de plata olímpica de Marco Verde, recordemos que boletinaron como un “orgullo” de Tlaxcala el preparador físico, pero no le valió el premio estatal, así de patético el asunto.
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