Por Miriam Bueno
In memoria de Juan Ramón Nava
Que difícil resulta escribir estas líneas, como reportero siempre nos enseñan a identificar donde esta la nota, en mí caso a redactar de manera clara la idea y sintetizar lo más que se pueda, pero nunca nos enseñan como se escribe cuando se tiene un nudo en la garganta.
Hoy la nostalgia me dice que nuestras anécdotas ya son recuerdos y quiero compartir una de ellas, eso sí, es una de las mas memorables y épicas.
Corría el año del 2002, el entonces arzobispo Norberto Rivera Carrera, visito Tlaxcala, se reunió con obispos de todo el país en la basílica de Ocotlän, a donde llegamos todos los reporteros de diferentes medios de comunicación entre ellos Juan Ramón Nava, corresponsal del periódico Reforma, la encomienda en ese momento era saber, en dónde sería la canonización de Juan Diego, canonización que realizaría el Papa Juan Pablo Segundo en su quinta visita y hoy sabemos fue la última que realizo a México durante su pontificado.
En la explana de la basílica de Ocotlán celebraron una misa el arzobispo y todos los obispos, recuerdo que ya casi al terminar la misa todos los reporteros estábamos a la expectativa de saber por dónde iba a bajar Norberto Rivera Carrera para caerle con cámaras, micrófonos y grabadoras, pero los seminaristas y curas nos jugaron una mala pasada armaron una valla humana que nos impidió llegar hasta él, los hombres de sotana nos habían replegado por un instante, hasta que la voz de Juan Ramón Nava se hizo escuchar, qué nos vamos a quedar así? vamos contra ellos y entonces se armo una batalla campal empujones, patadas , manotazos y sólo vimos como paso el arzobispo primado de México, así como dice la canción de Pedro Infante.
Te vi sin que me vieras
Te hablé sin que me oyeras
Y toda mi amargura
Se ahogó dentro de mí…
Acto seguido los curas nos cerraron la puerta en la cara… jamás lo hubieran hecho, nuestro querido Ramonchis, como le decíamos algunos amigos, era el más irreverente, sarcástico y protagonista empezó a gritarles ¡El Clerooo! ¡Lerooo! ¡Lerooo! ¿Lerooo! Y los sentencio… pero se van a ir al avernooo! Por cerrarnos la puertas de la casa de Dios.
Esa tarde estuvimos más de tres horas esperando que saliera Norberto Rivera Carrera de su comida con los obispos, mientras nosotros moríamos de hambre y de risa en pleno rayo de sol, contando nuestras impresiones de la cruenta batalla campal con los seminaristas y curas.
Hasta que por fin salio humo blanco, bueno no, salio Norberto Rivera Carrera por una de las puertas laterales de la basílica y muy sorprendido nos pregunto: ¿Qué hacen aquí afuera? a lo que Ramonchis respondió inmediatamente…¡nos cerraron las puertas de la casa de Dios en la cara! ¿Por qué no pasaron a comer, preguntó el arzobispo? a lo que Fabián Robles, reportero de la Jornada de Oriente, respondió de manera no menos sarcástica ¡es que no fuimos llamados a compartir el pan y la sal a la mesa del señor!
Acto seguido tomamos nuestro papel y empezamos a preguntar el tema que nos interesaba ¿Dónde seria la sede para la canonización de Juan Diego? A lo que respondió el entonces arzobispo, existe la posibilidad de dos sedes, uno de ellas podría ser la Basílica de Guadalupe.
Tres horas más tarde cuando ya estaban las notas en nuestras redacciones, Norberto Rivera Carrera nos la aplico, mató nuestro trabajo, nuestras horas de esfuerzo, dejo nuestra batalla campal sin razón de ser, cual si fuera castigo divino…mando un comunicado oficial confirmando la sede de la canonización de Juan Diego, que sería en el templo mariano, la basílica de Guadalupe, la Villa.
Y aunque ese día los reporteros no ganamos la batalla porque nuestras notas se quedaron en el tintero… si ganamos la guerra por primera vez dos de nuestros compañeros Juan Ramón y Fabián le habían reprochado al máximo representante de la iglesia católica, su actuar con unos simples y mortales reporteros.
Hoy me quedo con ese adiós a la distancia, sin saber que seria la ultima vez que te vería, no recuerdo cuando nos distanciamos tanto, pero eso ya no importa, hubo años que fuimos cercanos y con esos me quedo.
Hasta siempre Ramonchis…hasta siempre!
Atentamente “La Mirinda”
P,D ¡Esa pluma Montblanc de tinta interminable seguro ya esta escribiendo muchas notas en el cielo!