Lo que no hacen con los criminales, particularmente en Calpulalpan, sí con las señoras y vecinos que salieron el lunes a manifestarse por la falta de agua potable en algunas comunidades como Cuaula y Espejel, suman dos años sin el líquido, y su autoridad municipal es incapaz de atender sus demandas para solucionar el problema.
También en la protesta salió a relucir la creciente ola delictiva en aquella zona aledaña con el Estado de México, donde en marzo pasado un comando armado asesinó a un joven, pero también, donde es de todos conocido (hasta del secretario Celaya), que hay colonias impenetrables por el control de los malandros que se dedican al huachicol.
Lo que recibieron a cambio las inconformes fue la represión de la policía de Lorena Cuéllar Cisneros, una vez más mandaron a su contingente de granaderos, los que según ya no existen, pero que actúan como los de los años 60 y 70’s: portan cascos, escudos, equipo de protección y, sobre todo, toletes y granadas de gas lacrimógeno.
Ese favorito grupo del gobierno de la Triste Historia fue dispersado para repeler a las “peligrosas mujeres”, ¡una vez más!, como en el 8 de marzo, a empujones, toletazos, gas lacrimógeno y disparos al aire las quitaron de la carretera federal Texcoco–Zacatepec, a la altura de Calpulalpan.
Ahí no acabó el agandalle, por la mañana de este martes comenzó el hostigamiento y amenazas de muerte contra presidentas y presidentes de comunidad, por “alebrestar” a los pobladores que, de nuevo reiterar, lo que demandan es AGUA POTABLE y SEGURIDAD.
La presidenta de la Colonia Mazapa, Carmen Espejel, nos confirmó las amenazas de muerte, y responsabilizó al alcalde Edgar Peña, de ello. No hay diálogo porque el secretario de Gobierno está ausente, pensando en su sueño guajiro de ser senador.
NUEVO RIDÍCULO
Nos informan que, por los atropellos en la detención y la violación a los protocolos correspondientes por parte de la policía estatal, el Ministerio Público federal no pudo integrar la carpeta de investigación de aquella detención de dos jóvenes, presumida por la Triste Historia, al “encontrarles” de chiripa 1 millón 561 mil de pesos en efectivo y por viajar en un Mustang.
Resulta que sí acreditaron legal procedencia del dinero, es empresario, y aprovecharon para denunciar a los uniformados por exhibirlos, criminalizarlos y ponerlos en riesgo.
Salieron libres y, de nueva cuenta, Celaya debe muchas explicaciones, la principal, por qué sus elementos manipularon el dinero, sin ser peritos. No es la primera vez que la FGR pone el ojo en el secretario de seguridad de Tlaxcala, recordemos aquella investigación en su contra que el señalado negó, pero la dependencia nunca desmintió la veracidad de aquel documento oficial publicado en distintos medios y menos salió en defensa del funcionario estatal.
La semana pasada tras la detención de un presunto homicida, por los hechos violentos de Calpulalpan, la policía estatal fue ignorada, y ahora con este nuevo caso, la desconfianza crece.
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