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PARAÍSO DELINCUENCIAL

Por Edgardo Cabrera
 

El feminicidio de Ivana, una joven reportada como desaparecida en la Ciudad de México y cuyo cuerpo fue localizado en Tlaxcala, puso a parir chayotes -literal- a la Triste Historia, primero, porque ante la presión social y mediática nacional, dejó en claro que aquí, para nuestra desgracia, juegan a gobernar, son tan poco serios, como profesionales.

Antes de este escándalo que se convirtió en tendencia nacional en redes sociales, el gobierno norteamericano propinó un revés a la mandamás al recomendar a sus ciudadanos no viajar a la entidad al considerarla altamente peligrosa y riesgosa, es más, solamente estiman que Yucatán y Campeche son seguros, y la alerta se da cuando despilfarran recursos para un certamen internacional de voleibol playero. Es un doble golpe.

En el caso del feminicidio de Ivana, fue la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México la primera en confirmar la muerte de la joven de solo 22 años de edad, en tanto la procuraduría tlaxcalteca hizo gala de su insensibilidad, no solo eso, estaban más ocupados en lavarse las manos y deslindarse de responsabilidad.

El cuerpo fue hallado en Cuapiaxtla desde el pasado 20 de agosto, tras cuatro días, confirmaron la identidad, y desde esa fecha lo que interesaba a la triste historia era deslindarse del delito, recurrieron incluso a “precisar” que para ellos “la causa de muerte es diferente al lugar del hallazgo” y, por tanto, qué autoridad es “competente”.

“Aclarado”, según ellos, la realidad es que el feminicidio de Ivana les tuvo la menor de las preocupaciones, se declararon incompetentes, solo dijeron que no la mataron en Tlaxcala.

Suponiendo, sin conceder, que los cuerpos los vienen a depositar en el estado que gobierna una mujer, donde procura justicia una mujer, cuyo poder judicial lo encabeza una mujer, y donde los derechos humanos se defienden por otra mujer, cada muerta “tirada” significa un desastre mayor porque dijeron a su llegada que su prioridad era la seguridad y defensa de ellas, en los hechos, como autoridad, son incapaces e ineficientes, es un paraíso delincuencial.

DATOS, NO VIDAS

En las cifras oficiales suman seis asesinatos violentos cometidos contra mujeres en este año, el mayor número corresponden a agosto, cuatro.

La pérdida de vidas humanas es regateada por la Triste Historia, porque, solamente de las cuatro de agosto, dicen que dos corresponden a la competencia de Puebla y la Ciudad de México, y el feminicidio reportado el 24 de agosto (una mujer a la que le dispararon y cuyo cuerpo se ubicó en Tzompantepec) andan buscando a qué entidad achacárselo.

Tlaxcala no se hace responsable de sus muertas, tampoco de sus muertos, para ellos lo prioritario es decir que fueron privadas de la vida fuera del estado.

Organizaciones llevan una cuenta diferente, han documentado el triple de la cifra oficial, en este año 2023 suman 24 vidas y familias destrozadas, infantes huérfanos, o madres y padres sin hijas.

Desde que llegó Cuéllar al gobierno, colectivas y agrupaciones han registrado medio centenar de feminicidios de los cuales, la mayoría, fueron reclasificados como suicidios.

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