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SIMULACIÓN

Por Edgardo Cabrera

No está por demás decir que el método de Morena para definir a sus candidatos es el dedazo disfrazado de encuestas, las mismas que nadie conoce, ni su metodología, ni su aplicación, es imposible encontrar a alguien que diga que lo entrevistaron para preguntarle su preferencia.

Son fantasmas los encuestados, pero así les gusta, como en el PRI del pasado, solamente los “notables” de la dirigencia nacional, previo aval de su líder moral, se sientan en la mesa a palomear, basta revisar los nombres del primer bloque de candidatos al Senado, el resto, que se prometió se dará a conocer en cuestión de horas, no será distinto.

Álvarez Lima, no tiene la necesidad de hacer campaña ni de lastimar su fortuna pintando bardas o pagando encuestadoras propagandísticas, trae la principal simpatía, la de López Obrador, y Ana Lilia Rivera, no necesita presumir maratones añejos, es otra que solamente compite en simpatía con la diputada federal Dulce Silva, que podría repetir en la Cámara Baja, porque es un hecho que el presidente la estima al igual que la corcholata presidencial destapada.

Y mientras la decisión ya está tomada, ilusos e ilusas despistados siguen perifoneando, pegando calcomanías y pintando bardas esperando a los Reyes Magos que partieron hace mucho.

A RENTA

Una empresa encuestadora que opera en Tlaxcala al margen de la ley electoral se convirtió en el instrumento de promoción de Varguitas, ex funcionario de Marco Mena y empleado de la Triste Historia, por cierto, no sabemos si aún sigue cobrando como titular de la representación del estado en la Ciudad de México o ya lo dieron de baja.

Resulta que sin empacho y con la clara intención de influir en la opinión pública, en diciembre pasado difundieron los resultados de un estudio donde el también ex titular del Icatlax supuestamente encabeza las preferencias electorales en el distrito 1 federal.

Lo más curioso, es que la empresa que lo coloca como puntero es la misma que le dio un contrato millonario y sin proceso de licitación cuando era funcionario estatal en el gobierno priísta de Mena, algo que fue observado por el Órgano de Fiscalización Superior, fueron 5 millones de pesos los pagados con el erario en diciembre del año 2017.

Seis años después y ahora con la chaqueta guinda, llama la atención que sea esa misma empresa la que lo coloca a la cabeza en una encuesta de la que se desconoce su metodología y veracidad, toda vez que no está registrada ante el Instituto Nacional Electoral.

La Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales es clara respecto a la “prohibición de publicación de resultados de encuestas o sondeos de opinión” que no estén debidamente validados, sin embargo, lo han hecho e incluso confesaron que difundirán más.

Y es que la citada firma tuvo la desfachatez de querer dar clase de periodismo al enviar una supuesta “carta aclaratoria” donde lo único que dejó en evidencia es que aceptan la difusión de encuestas, aun cuando no tienen registro validado por el INE, y acusando “desprestigio”, cuando la información del OFS es pública y su relación comercial con Varguitas en 2017 está documentada, lo que se traduce, además, en un claro conflicto de intereses.

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