La triste realidad le dio un portazo al rostro a la campaña propagandera del martes cuando la mandamás reinauguró un centro mas de videovigilancia que pomposamente llaman C2, ahora en Nativitas.
PRIMER ACTO
Mientras en la mañana lanzaban vivas y hurras, y el discurso oficial presumía que “Tlaxcala tiene un lugar privilegiado al obtener por 17 meses la incidencia delictiva más baja del país”, en las instalaciones de la Secretaría de Educación Pública dos sujetos atracaron al chofer de Homero Ordaz de Echeverría, lo despojaron de 30 mil pesos en efectivo que, según la versión de la procuraduría, recién había sacado del banco y, suponemos, los llevaba a su patrón.
No hubo nadie detenido, el C5i no pudo con su supuesta “inteligencia” alertar el hecho en la dependencia más grande del estado y menos hacer el seguimiento de los ladrones para detenerlos.
SEGUNDO ACTO
Ahí no acaba la terca realidad, a la 1 de la tarde tres sujetos armados amagaron, amenazaron y agredieron físicamente a trabajadores de una unidad productora de Huamantla a quienes les robaron sus pertenencias personales y un tractor valuado en 250 mil pesos. Es la zona donde hemos dado cuenta que el abigeato está desatado y, aunque los productores tienen identificada a la banda, 25 carpetas cuyo daño se estima en 10 mdp duermen el sueño de los injustos.
Pues ni con el C5i, ni con los C2 pudieron ubicar a los asaltantes que se llevaron un enorme tractor, que no es fácil de ocultar. De nueva cuenta, la supuesta tecnología de vanguardia y la inteligencia arrojó como resultado: NADIE detenido ni nada recuperado
TERCER ACTO.
Para cerrar, en el remate de carnaval de Tenancingo, en la tierra sin ley, miembros de una camada echaron balazos, lo que causó alarma entre los asistentes que pidieron auxilio, como consecuencia, los “siempre oportunos” policías llegaron con helicóptero, arcos detectores y un grupo de uniformados, ¿cuál cree que fue el saldo de su mega operativo reactivo y tardío?, cero detenidos.
Tampoco hubo resultados para detener a los atragantes del abogado Hugo René Temoltzin, a pesar de que minutos después de ser víctima llamó a los servicios de emergencia, también coordinado por el mentado C5i, los “guardianes del orden” llegaron casi una hora después al bufete donde ocurrió el atraco y aún cuando les proporcionó la ubicación de teléfonos, computadora y hasta de la camioneta, gracias al sistema de rastreo de los equipos, la autoridad no movió ni un dedo.
Los C, el discurso engañabobos, y eso de que somos el paraíso de la seguridad nadie se los cree ya ante la triste realidad cotidiana, es delicada la situación por la que atravesamos y que se oculta con obras y acciones gubernamentales de tipo estético, es la administración de las cirugías cosméticas no de las intervenciones quirúrgicas, a profundidad y con determinación.
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