Por Edgardo Cabrera
Recientemente la mandamás y su hija, la consen, cumplieron uno más de sus sueños, les produjeron su propio reality show, se trata de un programa televisivo en el canal que perdieron por su ineptitud meses atrás y que recuperaron en medio de un festejo, sí, ya sabe que les encanta presumir sus fracasos y torpezas como logros.
Es una producción tan penosa como lamentable, exhiben a personas con discapacidad, hacen públicas sus historias trágicas de vida para propagandear los programas gubernamentales que no se pagan de la bolsa de las conductoras protagonistas del show, sino con el erario, y forman parte de las obligaciones comprendidas dentro de la Constitución Política de Tlaxcala para garantizar el acceso gratuito a la salud, educación y asistencia social.
Los y las genios, agregaron al reality un mutante, sí como la Triste Historia con su gabinete plagado de personas ajenas a Tlaxcala.
Se trata de una botarga que tiene alas de insecto, cabeza de roedor, orejas que parecen antenas parabólicas, es de múltiples colores (como de la infinidad de partidos por los que ha chapulineado la mandamás), ojos de tlacuache, patas cortas y una enorme panza, cualquier similitud con el gobierno es, sin duda, mera inspiración.
Y como está de moda hacer programas en el sistema público de radio y televisión que no querían, al que en la primera mitad de su gobierno lo abandonaron y hasta regalaron a un consorcio nacional, no dudamos que la próxima producción sea otro de casos de la vida real con otro de sus simpáticos personajes dentro del gabinete que no distan mucho de la botarga llamada “cuache” el tlacuache mutante, o de “Lucy”, la luciérnaga, ¡genios!
EL LIBRO QUE NO EXISTE
Lo dijimos en su momento y el OFS terminó por darnos la razón tras la auditoría aplicada a la Secretaría de Turismo de Tlaxcala, el libro del “Tlaxcala sí existe” se trató de un despilfarro de recursos públicos que en nada contribuyó a la difusión de la entidad, y menos para sacar de su ignorancia a quienes carecen de conocimientos sobre la riqueza histórica y cultural de la entidad.
Lo que sí detectó el Órgano de Fiscalización Superior, es que se destinaron más de 2.7 millones de pesos para elaborar supuestamente 2 mil 900 ejemplares que nadie sabe si realmente existen, porque en los hechos, en los Sanborns donde se supone que se iban a vender no hay, los que se distribuirían de forma gratuita, solamente ellos saben a quién, y los “especiales”, esos que son de mayor formato, solo uno se conoce y que fue regalado al Papa, en aquel viaje de la parentela de Jose Rodríguez al Vaticano.
De la millonada erogada, la mitad de ese dinero público se utilizó para gastos de dos presentaciones, una de ellas, a puerta cerrada en el Museo Soumaya de la Ciudad de México y donde, paradójicamente acudió la prensa local, en lugar de la nacional, y la otra en Europa, en aquella travesía de la mandamás y la parentela de Jose para ver al Papa.
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