El gobierno de Cuéllar no es aliada del periodismo, sí de sus aduladores, hay que decirlo, pero de quienes realizan un trabajo crítico a su administración, a los otros poderes y municipios, existe el desprecio, incluso castigo con el cerco informativo y el uso de las instancias gubernamentales para hostigar y perseguir.
Lo anterior quedó evidenciado por la organización Artículo 19 que documentó 87 ataques contra periodistas y medios de comunicación en el estado de Tlaxcala entre los años 2018 y 2024, la mayoría de las agresiones se registraron durante el periodo de Lorena Cuéllar, y eso que apenas lleva tres años de gestión.
Con la pregonada “Nueva Historia”, triste, reitero, suman 44 casos de agresiones, en su primer año, el 2022, se presentaron 19; para el 2023 sumaron 20; y en los primeros tres meses de la presente anualidad van cinco.
En el 2021 sumaron 16 casos, recordar que de ese año ocho meses corresponden al gobierno del hoy morenista Marco Mena, y el resto a Lorena Cuéllar.
En el informe denominado, “Derechos pendientes: informe sexenal sobre Libertad de Expresión y Derecho a la Información”, se destaca de manera particular el acoso judicial contra periodistas y medios de comunicación, suman cinco casos, con los que Tlaxcala se ubicó entre las diez entidades con una mayor cantidad, y en este rubro en particular lo hemos padecido y litigado con éxito demostrando que la información develada era verdadera, tenía fuente y exponía casos de abuso de poder y corrupción.
Del reporte general, además, nuestro estado ocupó el lugar 15 nacional con mayor número de agresiones, lo que tira por completo el discurso pregonado por el gobierno que en cuanto evento para “celebrar” a los periodistas se dice “aliada”, ¡sí!, como con las mujeres, las que también han sufrido agresiones de su aliada durante tres años consecutivos al salir a manifestarse.
LA GRAN CHAPUZA
Aún recuerdo aquella promesa que hizo siendo gobernadora electa tras realizar una convivencia con directores y dueños de medios, periodistas y facebookeros, donde aseguró que en su administración no habría trato privilegiado ni prensa de primera y de segunda, que todos serían considerados por igual, hasta anunció la creación de una oficina especializada de atención que, sí la creó, pero claro, también servil y bajo su control.
Solo unos meses transcurrieron del joven gobierno y lo primero que hicieron fue establecer una relación selectiva, por un lado los serviles, premiados con publicidad oficial y, en algunos casos, hasta tolerados para de forma simultánea ser contratados como funcionarios o servidores públicos estatales, y del otro fueron borrados los críticos, excluidos de invitaciones a los actividades de gobierno, de entrevistas con la mandataria, de integración a los grupos de contacto y de la comunicación oficial.
La mentada oficia de atención a periodistas, también lo recordamos muy bien, en una de sus primeras actuaciones presumió el “acompañamiento” a mujeres reporteras agredidas en una de las manifestaciones del 8 de Marzo y reveló sus nombres, exponiéndolas ante el propio aparato gubernamental porque quienes las golpearon fueron policías. Esa oficina no resuelve ni atiende nada, solo está de ornato, porque quien realmente atiende y trabaja es la FGR.
Es claro, con datos de Artículo 19 y la experiencia de decenas de colegas, que eso de la alianza es una más de las simulaciones.
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