En solo 15 minutos quedó al descubierto la falta de pericia, coordinación, capacidad e incluso la complicidad entre autoridades y delincuentes que quedaron grabados por una cámara de vigilancia particular, no del multi presumido C5i, tampoco hay un informe detallado rendido a la opinión pública de Tlaxcala por parte de la cacareada Fiscalía General de Justicia.
Fue el pasado 24 de julio cuando los medios locales registramos una balacera en La Candelaria Teotlalpan, Totolac, conurbado a la capital del estado. El reporte fue que un grupo armado disparó contra una vivienda en la calle Máximo Morales, y desde su interior fue repelida la agresión, supuestamente se trató de un conflicto entre vecinos, y las imágenes reflejan las torpezas por las que la mayoría de los delitos quedan en la impunidad.
Todo comenzó a las 17 horas con 21 minutos y 21 segundos -marcados en el reloj de la videograbación-, es el momento en que arriban cuatro sujetos, al frente va uno de pantalón de mezclilla azul claro, chamarra también de mezclilla, gorra y tenis blancos, lo identificaron como Jonathan N. de 19 años de edad; a las 17:21 con 32 segundos abre fuego contra un domicilio, los otros tres de vestimenta oscura lo secundan, se escuchan más de una decena de disparos, al tratar de huir, a las 17:21 con 42 segundos, cae desvanecido el primero de los jóvenes, cuando desde el interior de la casa disparan para repeler la agresión.
A las 17:21 con 51 segundos regresa uno de los sujetos de vestimenta oscura a tratar de rescatar al desvanecido, lanza amenazas contra quien o quienes están en la vivienda, grita, desesperado, al tiempo de pedir ayuda a su grupo quien no lo auxilian y, por el contrario, huyen, no sin antes llevarse el arma que detonó el herido, y desaparecen de la escena.
En otro fragmento del video, marcado a las 17 horas con 25 minutos y 8 segundos se ve una camioneta de la Marina con número de registro 103263, son los primeros respondientes, cierran el paso a la circulación, tres elementos están abajo y rondan al desvanecido en el suelo, nunca lo auxilian tampoco acordonan el lugar para preservar la evidencia, uno más permanece al volante, segundos después llegan dos patrullas, se ignora si estatales o municipales, del que descienden cuatro elementos, tres varones y una mujer, esta última se dedica a fotografiar la escena, al poco momento arriba una tercera patrulla, solo desciende un uniformado (el copiloto), en tanto que el chofer se queda arriba.
A las 17:28 con 22 segundos, es decir, siete minutos desde el tiroteo, llega una camioneta particular color rojo del que descienden, quienes se suponen son los padres y familiares del joven caído, y en medio de gritos pide a los oficiales y marinos una ambulancia, ¡por favor!, exclama, quienes simplemente se quedan inmóviles ante el clamor y los lamentos.
A las 17:29 con 32 segundos, los elementos de la marina suben a la patrulla y dejan de bloquear la calle, salen de la escena de la cámara, en contraste llegan otras dos patrullas estatales o municipales; otros conocidos del caído gritan amenazas a los de la casa. Uniformados y civiles, por igual, rondan la escena del crimen donde están esparcidos cartuchos percutidos, sigue sin preservarse la zona, incluso los policías muestran a los curiosos los restos en el piso.
Ante la ausencia de una ambulancia, familiares deciden trasladar por sus medios al joven, lo suben a la camioneta roja. A las 17:36 con 49 segundos se marchan con el herido rumbo al hospital privado Humanitas, en la capital del estado, logra sobrevivir. (((fin de la ilustración)))
A 19 días del incidente, nada se sabe, por el contrario, los incidentes violentos se siguen multiplicando en la entidad, las torpezas, están en evidencia, y la presumida llegada de 300 elementos del Ejército y Guardia Nacional para “reforzar” la seguridad en Tlaxcala es pantomima.
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