Tlaxcala va de una tragedia a otra, del terror al horror. Resulta que el viernes, en un hecho sin precedente, ubicaron en Tenancingo cuatro cuerpos con el sello del crimen organizado, eran varones con aparentes signos de violencia, maniatados y ejecutados.
En ese mismo municipio, recordemos, ubicaron el cuerpo sin vida de la joven veracruzana Blanca Estela a quien privaron de su libertad y la autoridad se negó a indagar el caso como un secuestro, lo mantuvieron en todo momento como un reporte de desaparición.
Mientras en Tenancingo estaba el terrorífico hallazgo, en la capital la gobernadora encabezaba uno más de esos tinglados que le encantan, nombrando a la secretaria de Cultura federal “embajadora de Tlaxcala”, cuando en los hechos, la funcionaria que está por concluir su cargo únicamente utilizó a la entidad para simular que fue la primera y única dependencia de López Obrador que salió de la capital del país.
No olvidemos aquella promesa incumplida de sacar todas las secretarías de Estado de la Ciudad de México para ubicarlas en las entidades, la única que pasó por esa ocurrencia fue la de Cultura, pero Fraustro nunca despachó aquí, siguió atendiendo en la capital de la nación.
Regresando al tema del horror, mientras en el Congreso estaban en la fiesta, la estrenada Fiscalía General de Justicia, los cuerpos de seguridad e inteligencia de Cuéllar, marinos, militares y Guardia Nacional no daban crédito de lo ocurrido, buscando las eternas justificaciones para lavarse las manos, el asunto es que no pueden echarle la culpa a Puebla por colindancia territorial, tampoco pueden negar que la ejecución lleva el sello de la mafia organizada, y menos podían ocultar la violencia plasmada en los cuerpos, las imágenes corrieron como reguero de pólvora.
Para empeorar la situación, la escena de terror se da justo cuando Marrufo el Marino impuso en las posiciones de mando a sus cuates Popeyes, quienes ignoran la problemática de Tlaxcala y sobajan a la tropa tlaxcalteca, mientras que la fiscal carnala presumía en boletines que “lograron”, en horas de entrar en funcionamiento, una sentencia histórica por feminicidio.
SE LOS DIJE
Tras perder la concesión de la frecuencia 99.5 en el que se transmitía la señal de Radio Universidad, fue confirmada la intención de la gobernadora Cuéllar de apropiarse de ese espectro de la Frecuencia Modulada, dándole un golpe al grupo político de los Ortiz, quienes se han mantenido alineados con ella y Morena desde hace tres años.
Es una muestra más de la falta de palabra y del intento de someterlos aún más a su poder y servicio, la Autónoma de Tlaxcala tendría que sentarse a negociar con el gobierno para que renuncie a su intención de apropiarse de la concesión, tal cual ocurrió cuando el Politécnico Nacional desechó su trámite para quedarse con el canal 10 de la televisión, que la administración de Cuéllar perdió por un error administrativo, igual que le ocurrió a los universitarios.
El IPN sacó raja de ese yerro, hasta letras de oro le pusieron en el Salón de Plenos del Congreso y pronto ampliarán su oferta académica en la entidad; qué tendrá que ceder la UAT y los Ortiz para recuperar la señal, ahí está el detalle, recordemos que al Partido Alianza Ciudadana no le fue mal en la elección local, ganaron cinco alcaldías, entre ellas Zacatelco, Natívitas y Apetatitlán, además de una diputación.
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