Por Edgardo Cabrera
Como se esperaba, ayer Tlaxcala formó parte de las entidades que le pusieron el último clavo a la tumba de la transparencia, luego de que la legislatura local avalara las reformas constitucionales federales para desaparecer el Instituto Nacional de Acceso a la Información Pública y otros seis organismos autónomos.
Es una pésima noticia para quienes gracias al INAI logramos obtener datos ocultos por los entes gubernamentales como el gobierno del estado de Tlaxcala, negado a la transparencia y especialista en la opacidad, en ocultar gastos y excesos que están a ojos vistos pero, lo más relevante, aquellos que siquiera sabemos.
Apenas llegado al gobierno, la Triste Historia presumió como logro la extinción de la huelga que se mantenía desde hace meses por parte de trabajadores del Hotel Posada San Francisco, problema que el antecesor de Cuéllar y concuño no le interesó resolverlo, quizá porque ya existía plan con maña, y es que, al segundo día de tomar protesta, el 1 septiembre de 2021 el inmueble fue otorgado en arrendamiento a cinco años a un corporativo que se constituyó legalmente solamente 8 días antes de que la actual administración estatal de Morena asumiera funciones.
Al segundo día de una “Nueva Historia” otorgaron contrato al Hotel San Francisco
Gracias a una respuesta a una solicitud de información, y luego de promover una serie de recursos ante la negativa inicial de proporcionarlo, accedimos al contrato de arrendamiento y ahí conocimos que además de otorgarlo con una tarifa preferencial (considerando el precio comercial de las rentas en el primer cuadro de la ciudad) de 130 mil pesos mensuales, que le fue condonado el pago por dos años, supuestamente por los trabajos de remodelación que hicieron.
Hay más trabajos periodísticos que han puesto al descubierto más cosas, no solo de la actual administración, sino de anteriores, como las priístas de Mariano González y Marco Mena cuando develamos el uso y destino que tenían los helicópteros oficiales, con la panista de Héctor Ortiz, supimos que Tlaxcala adquirió un avión, que luego se estrelló, por ejemplo, o los excesos del poder judicial, en aquel trabajo del fallecido Sergio Enrique Díaz, que daba cuenta de la “catedral de la opacidad”.
Tras la extinción del INAI quedarán en el limbo solicitudes, ya lo verá, para conocer a ciencia cierta cuántas camionetas blindadas adquirió el gobierno de Tlaxcala y a quienes fueron asignadas, hasta el día de hoy no hay respuesta y, ante los cuestionamientos, el silencio sepulcral, así será de ahora en adelante.
EN CASCADA
Mientras tanto, la prensa oficialista se reunió con la gobernadora Cuéllar para, cual bufones, danzar al ritmo de la conga porque es claro, son los que menos extrañarán la transparencia.
En Tlaxcala ninguna organización de periodistas a alzado la voz ante la inminente extinción, también, del Instituto de Acceso a la Información Pública local, que viene como consecuencia de la eliminación de su par federal.
Para quienes participamos en el año 2007 en la exigencia al entonces gobernador Héctor Ortiz para crear la ley de transparencia en concordancia con la federal, lo que se logró tras una serie de mesas de trabajo donde varios periodistas acudimos, así como el ente local el próximo año, es sin duda una triste noticia porque, además, se pierde un derecho fundamental, como es el de acceso a la información pública, que es considerado parte de los derechos humanos.
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