Por Edgardo Cabrera
El gusto por nombrar los edificios públicos en construcción como “ciudades” ya se convirtió en trastorno psicológico de los “estrategas” que rodean a la mandataria estatal. El asunto es que distan mucho de ser lo que presumen, esperemos que esos proyectos estén sustentados, los terminen, equipen y mantengan para que no se conviertan en elefantes blancos.
Resulta que el martes se aventaron otra nueva joya, la mandataria estatal dijo que la Central de Abasto de Huamantla “se convierte en la Ciudad del Abastecimiento”, lo anterior al colocar la primera piedra, en medio de la fiesta y la algarabía del evento gubernamental.
Hay que precisar, que la de Huamantla no es la central que prometieron concluir en Xaltocan en el año 2021, en lo que fue un anuncio espectacular a 100 días del nuevo gobierno y por cuyos predios pagaron 250 millones de pesos para terminar un litigio de 11 años con empresarios, entre ellos, un poblano de apellido Luévano avecindado en Tlaxcala y que es conocido por financiar campañas políticas.
En aquel diciembre de 2021 la gobernadora Cuéllar aseguró que “la Central de Abasto de Xaltocan es una realidad gracias a la voluntad de conciliación”, a más de tres años, no solo no se ha concretado aquella promesa, sino que se comenzó a construir otra que, por cierto, estará asentada en un predio recuperado por el gobierno de López Obrador y cedido a Tlaxcala por medio del Instituto federal para Devolver al Pueblo lo Robado.
El proyecto no es nuevo ni producto de la actual administración, data de hace 27 años, y le destinarán otros 280 millones de pesos que, sumados a los 250 pagados en 2021 para el plan de Xaltocan, hablaríamos de un total de 530 millones de pesos del erario sin que hasta el momento se tenga algo en concreto, solo palabras y primeras piedras.
LAS OTRAS
En eso de ciudades hay que sumar la de la “Cultura y el Entretenimiento”, para lo cual ya deforestaron un amplio predio de Yauhquemehcan; la de la “Salud”, la de “Seguridad”, la “Administrativa”, la “Deportiva de Alto Rendimiento” y ahora la del “abastecimiento”, en total seis, que no son más que inmuebles que distan de una metrópoli, o de una serie de edificios como los de Ciudad Judicial donde se ubican juzgados locales, federales, tribunales, centros de justicia y predios proyectados para el crecimiento, vale decir, ese proyecto lo concibió la UNAM.
Las de la triste historia son ocurrencias, colocadas en diferentes puntos de la entidad sin considerar temas básicos como los problemas de vialidad que ocasionarán, cuando algún día funcionen, como el edificio administrativo que se construye cerca de la Y en Yauhquemehcan, o el de la Seguridad, aledaña al C5i en la capital del estado y zona que es un caos vial por la sobresaturación de oficinas públicas en ese lugar.
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