Por Edgardo Cabrera
La incógnita se despejó gracias a la contestación a una solicitud de información, más no a la voluntad y transparencia del gobierno estatal, ahora sabemos de forma precisa que las “blindadas del Bienestar” son diez, que nos costaron 56.2 millones de pesos y que, para no variar, habrían sido compradas a sobre costo, casi 2 millones por cada unidad, hablaríamos de 20 millones de pesos por el lote: ¿moche?, ¡no lo sabemos!, pero eso supondría una investigación periodística.
Aunque hubo varias solicitudes, la del portal poblano “MTP Noticias” sí pegó, le respondieron y es algo que les agradecemos porque en Tlaxcala siempre hubo negativas, secreto de estado, negativa de funcionarios a contestar a reporteros, aunque era público y notorio la aparición de las camionetas, primero para “proteger” a la gobernadora del estado “más seguro” del país contra atentados, ataques de comandos armados e incluso de un intento de levantón por parte de alguna organización criminal, de esas que no existen aquí.
Casi de forma simultánea, el ahijado y secretario de Gobierno estrenó otra, también las hijas del BIENESTAR-DIF, la hermana, la nieta y, suponemos que la fiscal, ignoramos a ciencia cierta a quiénes fueron asignadas y los criterios tomados, curiosamente, al secretario de Seguridad aún no le toca, aunque en una lógica de protección a “blancos de alto riesgo” de criminales estaría él.
Lo que sí detalla la contestación a la solicitud de información es que cada vehículo lujoso tiene un blindaje de los más altos, el 6, con 13 capas de acero balístico y protección en espejos, cristales, bisagras, suspensión, radiador y hasta las llantas, capaz de resistir el impacto de armas largas.
Cada una costó 5.6 millones de pesos, no hubo proceso de licitación y se pagaron de forma directa 56 millones 259 mil pesos a la empresa Epel, S.A. de C.V., asentada en la Ciudad de México, “especialista en el blindaje de autos de lujo”, destaca si sitio web.
Dicha cantidad es cuatro veces más que lo que ejerce todo este año la Dirección de Atención a Migrantes, ocho veces más que el presupuesto estatal de la Comisión Estatal de Búsqueda de Personas, el doble del presupuesto del municipio de Acuamanala, y apenas un millón de pesos superior al de Panotla. Juzgue usted las prioridades de la triste historia.
EL OBJETIVO
Las “blindadas del bienestar” fueron asignadas al Secretariado Ejecutivo del Sistema Estatal de Seguridad Pública de Tlaxcala y el objetivo, según la contestación de información, es “cumplir con las metas, programas o acciones que coadyuven a la procuración e impartición de justicia…”, ¡ah caray!, la procuración e impartición de justicia se supone que no es competencia del Ejecutivo, sino de la Fiscalía “autónoma” y al poder Judicial.
Luego, dicen, se trata de “salvaguardar la estabilidad en seguridad en el estado y evitar el aumento de las incidencias delictivas”, pues no que seguimos a la baja en incidencias.
Suponiendo, sin conceder, que se trata de un asunto de proteger a la institución que representa la gobernadora Cuéllar, ¿por qué comprar una decena?, y aún peor, por qué priorizar a su parentela que no son funcionarios públicos. Lo único cierto es que el desmantelamiento de narco laboratorios, la detención de líderes criminales y generadores de violencia, la ejecución de personas, entre ellos empresarios, el desmembramiento de personas y más atrocidades preocupan a la casta privilegiada, en tanto el pueblo que se joda, la poca protección adicional que teníamos ya migró a la frontera, y seguimos con déficit de elementos policíacos, pero eso sí, una inversión histórica en seguridad que, al ver el sobre costo de las blindadas, nos retrata de cuerpo completo cómo se hicieron el resto de las compras.
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