Por Edgardo Cabrera
A una semana de que el gobierno de Triste Historia presumiera y festejara, como suelen hacerlo, una campaña de desarme “voluntario”, en los hechos, los malandros no se desharán de ellas, y cada día más ciudadanos, incluso políticos y funcionarios que así lo presumen, prefieren tener pistolas, ante la incapacidad del estado por garantizar su integridad y patrimonio.
Solo este fin de semana, al menos cinco reportes de servicios de emergencia y a los cuales tuvimos acceso dan cuenta de la portación y uso de armas en municipios de Tenancingo, San Pablo del Monte, Tepetitla y Papalotla, en el caso de este último, se informó que en el marco del carnaval se registraron al menos cinco detonaciones en la sección sexta.
En uno de los folios de emergencia de Tenancingo, advirtieron que al menos ocho sujetos se amagaron con armas largas y cortas, unos contra otros, iban a bordo de una camioneta y otros en auto. En otro incidente, ocurrido en San Miguel Tenancingo, varios sujetos armados agredieron a un vecino de la calle 16 de septiembre, y en San Pablo del Monte la llamada da cuenta de un supuesto levantón de un masculino en San Isidro Buensuceso.
Otra muestra del fracaso de su campaña, y con sus propios datos, es que en tres años de mal gobierno, retiraron 625 armas, cartuchos y cargadores, 200 por año en promedio, en contraste, dos mil 242 juguetes bélicos fueron entregados.
La realidad es que esas llamadas a desarmarse, contrastan con los incidente diarios que se tienen de atracos, violentos en su mayoría, así como agresiones. En tanto no se revierta la delincuencia y no se toleren a bandas, la gente preferirá defenderse cómo sea.
PRONUNCIAMIENTO
Un año más y la gobernadora Cuéllar dejó testimonio, por cuarta ocasión consecutiva, de cuáles son sus prioridades y que esas no tienen que ver con su género. En víspera del 8 de marzo y en pleno día internacional de la mujer, le interesó más las vallas de acero y tapiar el Palacio de cristal, así como propagandear con la instalación de una mesa de seguridad con motivo del 8M, encabezada por un hombre, el ahijado secretario de Gobierno, no la gobernadora.
A eso siguió un gris mensaje en redes sociales con motivo del Día Internacional de la Mujer, cuatro líneas en su cuenta de redes sociales, fueron 43 palabras y un corazoncito morado. En contraste, el domingo 9 de marzo presumió selfies, videos y fotografías de su presencia en el zócalo de la Ciudad de México para acompañar a la presidenta Sheinbaum, en su Asamblea Informativa.
Siete, para ser precisos, fueron los mensajes “queda bien”. Siete también fueron las líneas escritas en su mensaje de apoyo, 82 palabras en uno de ellos, casi lo doble de lo dicho a las tlaxcaltecas en su día; dos reels, uno de 30 segundos a bordo de la blindada, otro de 20 segundos en templete instalado a la plaza pública presumiendo el apoyo.
A las víctimas que salieron el sábado a las calles, no le ameritó siquiera una palabra de aliento, ya no hablemos de acciones de su gobierno para ellas que son las grandes olvidadas.
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