Templo del Calvario, la preciosa y colorida arquitectura de Ixtacuixtla.
Era 1554, cuando por una petición del cabildo, se solicitó construir un convento en la gran área poblacional que hoy pertenece a Tlaxcala, de los cuatro emplazamientos propuestos, Ixtacuixtla fue el elegido.
Aunque el convento se terminó de construir 30 años después, el templo entró en funciones en los últimos años del siglo XVI, aunque la placa del templo lo ubica entre los siglos XVIII y XIX, las batallas libradas durante la independencia pudieron haber causado retrasos en la construcción.
Su planta arquitectónica es la clásica cruz latina, sus interiores están adornados de bellos retablos y algunas piezas de arte sacro que pertenecieron a la orden franciscana encargada del templo, pero lo que más llama la atención observar es su exterior.
El templo levantado en piedra y adobe, cuenta en su fachada con dos cuerpos -el primero con arco de medio punto y el segundo de características góticas– y dos torres gemelas rematadas por cruces de hierro forjado.
Su fachada está hecha de un precioso azulejo amarillo, que no se pierde entre las dos torres de piedra con remates rojos y los coloridos escalones que cómodamente te elevan hasta llevarte a la preciosa puerta de madera.
La leyenda local cuenta que por debajo hay túneles que conectan los tres templos del lugar, el de San Felipe Apóstol, el Templo del Calvario y el Templo de San Felipe, se dice que el conocido ladrón Chucho el roto -el Robin Hood mexicano- lo usaba como escondite. Imagen: Jaime Anzurez / NierikaImages
